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Planificar de forma estratégica es clave en el éxito de las empresas

Quienes han formado parte de una empresa, grande o pequeña, saben que la planificación es un factor indispensable para el funcionamiento óptimo. Pero este concepto se amplía y se le conoce como planificación estratégica, con la cual se busca un posicionamiento importante frente a la competencia.

Desde un emprendimiento menor, una tienda online o una corporación. Todos ellos requieren de estrategias específicas. Es un modo de negocio que debe ser indispensable.

Dicho eso, los especialistas afirman que la planificación estratégica es el conjunto de objetivos que se plantea la compañía a corto o largo plazo, y cuáles serán las acciones que llevará a cabo para lograrlos. Suele ser bastante general y completa, pues incorpora a todos los departamentos que hacen vida dentro de la marca. Tiene sus ojos puestos en concretar los objetivos generales.

Entonces, la planificación estratégica abarca unas preguntas básicas que indican el camino que se debe tomar, dependiendo de la empresa, por supuesto. Ellas son: ¿qué queremos lograr?, ¿cuáles vías se tomarán para alcanzar lo deseado? y ¿cómo ha evolucionado el andar hacia esas metas?

De manera general, las empresas que aplican planes estratégicos deben basarse en unos objetivos claros.

Los objetivos

  • El primer paso que se debe dar es la elaboración de un plan estratégico, completo, que también contenga las líneas de acción que se llevarán a cabo durante el camino hacia la meta. Además de los objetivos, debe tener también los valores de la marca, la misión y la visión.
  • Otros elementos de importancia tienen que incorporarse a ese plan estratégico, como por ejemplo cuál es la situación dentro del mercado de la empresa. Así, en el documento hay que detallar el comportamiento de los clientes hacia la marca, acciones que se implementarán para hacerle frente a la competencia y la imagen corporativa.
  • El plan también debe contener las funciones que asumirán cada uno de los miembros del equipo que trabajarán directamente en el cumplimiento de los objetivos. Se definen las tareas y las metas de cada una. La distribución tiene que ser de manera organizacional para respetar el orden y garantizar los logros a corto y largo plazo.
  • El siguiente paso es hacerle seguimiento a ese plan, una vez que está preparado, con las directrices pautadas y lo objetivos claros. Se recomienda realizar las evaluaciones de manera periódica, en los plazos que resulten convenientes para cada área de la compañía. Esto ayudará a hacer correcciones de ser necesarias y a tomar decisiones determinantes.

Las fases

Dicho todo lo anterior, las dudas surgen enfocadas a cómo se puede llevar a cabo el diseño que se mencionó. Los especialistas indican que deben cumplirse cuatro fases para la preparación del plan estratégico. Ellas son: revisión, diseño, fabricación o construcción y gestión.

Todas esas fases deben cumplirse durante la ejecución del plan estratégico, de manera tal que cada 60 o 90 días, hay que chequear que cada asunto marche sin contratiempos.

Por ejemplo, la fase de la revisión o evaluación sirve para saber en qué nivel se encuentra el negocio o empresa, cómo se desarrolla, qué necesita, qué le falta o qué tiene. No es un estudio superficial, debe contener elementos claves como un análisis sobre el mercado en el que se desenvuelve la marca, herramientas que se aplican dentro de ese mercado, etc.

Otros pasos que hay que seguir son la aplicación de herramientas de marketing que son muy útiles para determinar cómo está la empresa. Una de ellas es el Análisis FODA, el cual consiste en determinar las fortalezas y debilidades que se hallan en la compañía.

Saber cómo trabaja la competencia

La empresa debe saber también cómo se comporta la competencia dentro de la industria. Eso se puede determinar gracias a un modelo llamado las Cinco Fuerzas de Porter. Con ellas se miden ciertos parámetros en dígitos como: negociación de los consumidores, los posibles competidores que puedan surgir, los proveedores y las amenazas presentes en productos y servicios que apenas salen al mercado.

En la fase del diseño se debe dejar claro cuál es la misión y visión de la empresa, pues es lo que ayudará a definir la imagen ante los clientes y la competencia. Se le llama diseño porque a partir de todo lo anterior, se tiene más claro cuál es el futuro que se “dibujará” en la compañía, siguiendo el presente actual y andando sobre la base de los objetivos previstos en el plan estratégico.

Mientras que la construcción tiene que ver la elaboración exacta de los objetivos o metas que se quieren cumplir en corto y largo plazo. Ellas se deben incluir en las acciones que llevarán hacia la concreción. Debe integrar a todos los departamentos de la compañía, pues la idea es que se involucren pues cada uno tiene una pequeña meta que cumplir.

La mayoría de las empresas realizan las mediciones a través de estrategias de rendimiento, pues son acertadas y arrojan resultados concretos.

La gestión

Una vez que el plan estratégico esté en marcha, entonces corresponde iniciar la gestión como tal. Se realiza con un personal capacitado, un equipo que se encargue de la recolección de data y luego, la fase de evaluación. Con todo ello, se recabará toda la información importante que dará señas de cómo se desarrolla todo.

Hay que apoyarse en herramientas, preferiblemente digitales, como por ejemplo el programa de Excel para vaciar números, así como software que sirven para tener a mano cada detalle vital para entender todos los procesos.

Cumpliendo con todas esas recomendaciones, de seguro se tendrá todo lo necesario para saber si el plan estratégico ha funcionado o si hay que realizarle cambios concretos. Pero, es importante llevar a cabo este método porque se garantiza el cumplimiento de los objetivos trazados por la marca.

En caso de no contar con todos los conocimientos para emprender esta aventura, se recomienda buscar la asesoría y ayuda de especialistas en el área. Los cambios se verán pronto y se notará la diferencia.